27 de junio de 2008

El mismo amor, la misma lluvia.



* Director: Juan José Campanella
* Música: Emilio Krauderer
* Argentina. 1999








(1982)
Y volvió la moda de lo importado. Esta vez causaba furor la confección inglesa de un ejército de primera calidad.
El gobierno, ebrio de orgullo por su éxito nacional, decidió ampliar sus horizontes y nuestra capaciadad de asombro.
(1983)
Y se vino la democracia no más. Una democracia joven, una democracia linda y virgen. Y si es joven, linda y virgen, con nosotros mejor que se cuide...


... el amor, el heroismo, la pasión... quién me manda a mi escribir sobre cosas que no tengo la menor idea!?

Sobre el miedo tendría que escribir yo!... Sobre el miedo, cátedra!
Por miedo te perdí. Por miedo a un laburo que odio le fallé a Mastronardi, a su hijo, a...
Yo siempre pensé que todo lo que tocara se iba a convertir en oro. Mirá vos, todo lo que toco se convierte en mierda...




Una película muy Darín, con su cuota imprescindible de ojitos vidriosos y amores casifrustrados.
Pero detrás de esa historia romanticona se esconde la historia del día a día en un Buenos Aires difícil, en una Argentina cambiante.
Qué les pasó que les forjó ese carácter? mezcla de desesperanza, nostalgia, conformismo e inconformismo a un tiempo... Y bueno, supongo que cuando vives en un país tan rico y no dejan de timarte y venderte al mejor postor aquellos que se supone que deberían amar tu tierra tanto como tú, una vez, y otra...
Y qué me pasa a mi con ese país? Qué es lo que me embruja? No hay día que no piense en ir, en llenar mis oidos con ese acento...
De momento, y solo de momento, tengo que conformarme por buscar las calles de Buenos Aires en una película (o en dos, o tres...)

2 comentarios:

Librepensador dijo...

Hola Busanana,
Esta peli representa bien parte de la incoherencia que tenemos los argentinos y lo complicado que se hace convivir con nuestra Argentina por su historia y por su clase dirigente. Pero lo más increíble de todo, como vos decís, es esa inexplicable atracción que tiene Buenos Aires como un magnestismo que te obliga a amarla y cuando uno está lejos es imposible no añorarla.
Un gusto llegar hasta tu blog y te mando saludos desde Baires, la ciudad amada...

BlancaVidalCasariego dijo...

Un gusto que llegases!
Espero comprobar muy pronto ese magnetismo de que hablas. Y... bueno, creo que esa incoherencia como tú la llamas es parte de vuestro encanto, os hace ...interesantes??
Un beso!